La piel de las aves es fina, seca y de color blanco amarillento, con
escasos vasos y terminaciones nerviosas; ello da lugar a que se desgarre con
facilidad sin apenas hemorragia y ausencia de dolor. Pueden realizarse
inyecciones subcutáneas a
nivel de los pliegues cutáneos axilar, inguinal y zona dorsal de cuello (en la unión cuello tronco). La epidermis, aunque
es fina en todas las zonas pobladas de plumas, se concentra y carnifica en ciertos lugares,
dando lugar a estructuras tales como la ranfoteca del pico, las uñas o garras y el espolón que
presentan ciertas especies en la cara medial del tarso (ver esqueleto de las aves), a nivel de este hueso la
epidermis también se modifica, constituyendo escamas similares a las que
recubren el cuerpo de los reptiles, pero sin lugar a dudas, el hecho más
característico de la piel de las aves es la presencia de plumas; éstas, se
definen como formaciones epidérmicas desprovistas de células vivas, fuertemente
queratinizadas y mineralizadas.
Vocabulario técnico:
Tegumento: mejor
conocida como membrana, película, pellejo.
Subcutánea:
debajo de la piel.
Inguinal:
área donde termina la parte baja del buche y comienzan las patas.
Epidermis:
piel.
Carnifica:
relativo a la carne o piel del ave.
Ranfoteca: Revestimiento córneo de las ramas mandibulares de las aves
Tarso: es un hueso de la parte inferior de la pata de las
aves
Queratinizadas: La queratina forma
una membrana de protección en la piel.
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