martes, 2 de diciembre de 2014

6.- Esqueleto del tronco de las aves:vértebras, costillas y esternón

El raquis de las aves se divide en porciones cervical, torácica, lumbosacra y coccígea. Al existir un sólo cóndilo, la articulación atlanto occipital resulta muy móvil, lo que permite a la cabeza, y por extensión al pico, realizar un gran número de movimientos en todas direcciones.

Las vértebras torácicas están en menor número (de 5 a 7) que en los mamíferos, y varias de ellas están fusionadas formando el hueso notarium. La vértebra torácica siguiente a este hueso no está fusionada, siendo la única vértebra móvil del tronco, es ésta una zona delicada, ya que dicha vértebra, ante traumatismos, puede desplazarse ventralmente seccionando o dañando la médula espinal, proceso conocido como “kinky back”. Las dos últimas vértebras torácicas se fusionan a las lumbares, sacras y dos primeras coccígeas, formando el hueso sinsacro, el cual terminará también fusionado al ilion.

Notarium y sinsacro otorgan una gran rigidez a esta zona de la columna vertebral, rigidez que es necesaria para el vuelo. Respecto a las vértebras caudales o coccígeas, las cinco o seis primeras son libres, permitiendo así el movimiento de la cola, mientras que las 4-6 últimas se fusionan durante el desarrollo prenatal para constituir una pieza ósea llamada pigostilo. Este último se encuentra muy desarrollado en aves que poseen grandes plumas timoneras y ornamentales en la cola.

Las costillas se sitúan a ambos lados del raquis en igual número que el de vértebras torácicas.

A diferencia de los mamíferos, el cartílago costal de las 2 últimas vertebras se osifica, con lo que se describen en las aves dos partes óseas en la costilla: la parte vertebral, articulada a las vértebras y la parte esternal articulada al esternón. Se forma así un tórax bastante rígido y resistente que soporta el movimiento ventral del ala durante el vuelo.

El esternón es un gran hueso que, dependiendo de la especie, presenta varias puntas, escotaduras o agujeros. En su superficie dorsal existen agujeros neumáticos que lo comunican con el saco aéreo clavicular. En su cara ventral destaca una cresta esternal muy desarrollada en las aves voladoras (carinadas), lo que permite la implantación de los músculos pectorales. En aves no voladoras (ratites) la superficie ventral del esternón es plana. La situación subcutánea de la quilla esternal facilita la obtención de muestras de médula ósea en grandes aves de jaula, pero también las expone a deformaciones y lesiones del esternón cuando duermen en perchas inadecuadas. El extremo caudal del esternón es cartilaginoso en las aves jóvenes osificándose con la edad. Su flexibilidad, por tanto, puede ser indicativa de la edad del ave.

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