Mi abuela nos decía que se debía tener cuidado de no dormir bajo el floripondio, porque tus sueños podían recobrar vida, transformarse en pesadillas o se corría el riesgo de dormir tan plácida y profundamente que no despertabas jamás.
Está era una forma de los mayores para advertir a las mujeres y hombres de no sentarse a descansar bajo este árbol, ahora sabemos que tiene un poder narcótico fuerte y que el sólo aspirar el polen puede tener efecto.
Tomado del cuaderno "Anécdotas para contar" de Cipactli Organización Ecológica y Sustentable. Todos los derechos Registrados 2015
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